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Andrés Cárdenas

🇨🇴 Mixtape wrangler.

📍 Warsaw, Poland.

Tags: ES

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El milagro de las sociedades nórdicas.

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Solo los amantes sobreviven

Hace unos de días discutía con una amiga sobre una de mis películas favoritas: Sólo los amantes sobreviven de Jim Jarmusch. Todo empezó porque para ella es una película “aburrida” y “vacía” y para mi es una indudable obra de arte.

Sin embargo, su opinión no me sorprende porque no es la primera persona en decirme algo similar. De hecho, cada persona a la que le he recomendado la película llega a la misma conclusión:

“En esa película no pasa nada”

Así que me di a la tarea de escribir este post para explicar brevemente porque este filme es especial.

Sólo los amantes sobreviven es la historia de Adam, un vampiro depresivo que reside en una desolada Detroit; Eve, que vive en Tánger (Marruecos) y ha sido su amante durante siglos debe viajar a Detroit para ayudar a su esposo.

Con una trama simple como esta es fácil decir que la película carece de acción especialmente porque entendemos que cuando se habla de vampiros hay que ver mucha sangre, fantasía y super poderes. Yo no creo que a la película le falte acción, me parece que el vampirismo comercial nos mal acostumbró.

Adam y Eve son tal vez los vampiros más humanos alguna vez llevados al cine, en esta película que bajo su “superficie aburrida” tiene un significado profundo.

En Solo los amantes sobreviven, Jarmusch reemplaza la fantasía por conversaciones, las cacerias en favor de hermosos planos nocturnos, olvida los super poderes y usa la música para crear una realidad inmersiva.

Adam y Eve no encajan en el molde de vampiros, sus super poderes son su amor por el arte y la capacidad para cultivar amistades entorno a este.

Esta no es una película de vampiros, es una película sobre humanos y una reflexión sobre nuestra decadencia como especie. Hemos transformado nuestros medios de vida en objetos perecederos olvidando lo verdaderamente perenne. El arte, la música, las letras, la ciencia son inmortales por eso solo los que aman sobreviven.

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Nerve: Definiendo una generación

Nerve (Un juego sin reglas) nos cuenta la historia de una chica en su último año de colegio que decide ser parte de “un juego en línea de verdad o reto, pero sin la verdad.” En este juego deberá cumplir retos que le son asignados por otros usuarios para ganar dinero.

Me llamó mucho la atención que las personas involucradas en este juego son divididas en dos grupos: jugadores u observadores, y como partiendo de esa idea podemos hacer una reflexión sobre el estado de nuestra generación.

“¿Eres jugador u observador?”

Cualquiera que sea la respuesta nos deja conocer mucho solo sobre la persona cuestionada, pero también sobre esta generación. Esta es una pregunta que en cierto modo define a los cibernautas_._ Vivimos en una época en la que se puede aprender mucho sobre una persona solo viendo sus perfiles en linea, el smartphone se convirtió en algo tan esencial que los más jovenes estan pasado hasta 8 horas diarias conectados.

Los seres humanos somos impulsados por necesidades y las redes sociales se las han arreglado para crear la necesidad de documentar nuestra vida online. La gente está creando y consumiendo contenido la tercera parte del día, nos convertimos en consumidores de vacíos impulsados por narcisismo que la mayor parte del tiempo alimentan los celos, la avaricia y la envidia. ¿Qué tan lejos estamos del juego Nerve?

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El Hogar de Dylan

Al inicio de No Direction Home, el documental de Martin Scorsese sobre Bob Dylan, el artista pinta con sus palabras una de sus frases más memorables:

“Nací muy lejos de donde se supone que debo estar, por lo tanto, voy de camino a mi hogar”

Hubo un tiempo en el que para mi estas palabras eran como un evangelio. Asumía que Dylan se refería a mudarse, a moverse, a ir lejos del humilde pueblo que lo vio crecer. Me identifiqué con él en ese sentido puesto que nací y crecí en un pueblo pequeño. Desde que puedo recordar siempre quise irme lejos porque aunque tenía suficiente sentía que no pertenecía.

Llegando al final de mi adolescencia, y viéndome pateando piedras, Dylan seguía conversandome:

Nací aquí y moriré aquí en contra de mi voluntad
Sé que parece que me muevo pero estoy quieto
Cada nervio de mi cuerpo está tan desnudo y entumecido
Ni siquiera puedo recordar de qué vine a escapar
Ni siquiera escucho el murmullo de una oración
Todavía no está oscuro, pero se está acercando
— Not Dark Yet

Hoy, varios años, lugares y fracasos después, las mismas palabras, en el mismo contexto tienen otro significado.

Dylan era un judío en Minnesota pero se convirtió en un icono de la música Folk, escribió e interpretó himnos del movimiento politico en pro de los derechos civiles, controversialmente reinventó por completo un género musical y cambió la música popular como tal en el proceso. Bob Dylan ha sido cantante, escritor, actor e incluso un cristiano devoto. Ha encontrado algunas piedras en el camino, ha caído, pero cada vez que todos han creído que su fin ha llegado, Dylan le ha dicho al mundo “aún no he llegado a mi hogar.”

Ahora comprendo que el hogar de Dylan no es un lugar. Es un estado de crecimiento constante, creatividad perseverante, e incesante aprendizaje. Hay que ser felíz aquí, en el camino al hogar.

Andrés Cárdenas